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Los dientes salen cuando todavía somos niños. En cambio los terceros molares o muelas del juicio suelen salir y ocupar su posición en la boca alrededor de los 18 años. Marcando el inicio de la edad adulta. Estas muelas erupcionan para avisar que es tiempo de crecimiento y de cambios. Provocan que la persona comience a vivir de acuerdo con sus ideales, buscando sus verdaderas aspiraciones y procurando encontrar el mejor camino. Estas muelas ayudan al mantenimiento del instinto de supervivencia, alertándonos cuando hay riesgos, ya sea para el cuerpo o el alma. Tener problemas con esas muelas es una señal de que el individuo está pasando por un cambio en su madurez. Hay que tomar decisiones, sin importar la edad que se tenga.

Esta pieza está relacionada con la capacidad de la persona de unirse con su parte mística.

Las personas que carecen de las muelas del juicio realizan su trabajo interior con mayor dificultad y su funcionamiento está más orientado a la vía del conocimiento que a la vía mística.

Cuando hay dificultades para integrarse en el mundo donde se vive, el individuo puede desarrollar una alteración a nivel de esta muela.

Después de lo expuesto anteriormente puede suponer un gran dilema la decisión de extraer o no las muelas del juicio. Para ello se necesita realizar una historia clínica muy detallada. Informándonos sobre todos los problemas relacionados con la salud del individuo. Es importante tener una ortopantomografía, que nos dará una visión general de toda la boca y descartar mediante diferentes técnicas como la Electroacupuntura de Voll, Kinesiología, Terapia Neural, etc… que las muelas del juicio no están actuando como campos interferentes (toda aquella irritación que desencadena un efecto patológico a distancia).

Factores a tener en consideración a la hora de que una muela del juicio pueda actuar como campo de interferencia, siendo siempre indicada la extracción:

  • Todas aquellas muelas que se encuentran en mala posición o incluidas (retenidas en el hueso). Ya que no tienen espacio suficiente para su erupción. Este problema es cada vez más común debido a que el ser humano ha evolucionado. El tamaño de los arcos maxilares disminuye por el tipo de alimentación, cruce de raza, etc…
  • En la edad avanzada se produce una atrofia fisiológica de los maxilares. Pero el tamaño y las dimensiones de la muela no se reducen. Por lo que se produce una presión neural por irritación del conducto del dentario o del seno maxilar. Pudiendo empeorar los síntomas si:  es mayor el tamaño del seno maxilar, si se mastica por un solo lado, si falta alguna pieza vecina y se forman bolsas periodontales con bacterias que nos estimulen negativamente amígdalas y ganglios cervicales, si hay bruxismo, si hay alguna pieza endodonciada, si hay bimetales, etc.
  • Todas aquellas que parecen “sanas” ya que no han sufrido ningún tipo de tratamiento. Pero sirven de pilar para sostener prótesis fijas o removibles o que lleven cualquier tipo de obturación metálica. Si trabajan como pilares, la presión por masticación se incrementa sobre dicho diente produciéndose una sobrecarga. Como también puede ocurrir en el caso de una oclusión traumática. Se produce una mayor irritación a nivel del conducto y del nervio dentario que conlleva problemas a nivel de las vértebras cervicales C2 y C3.
  • Todos aquellos cordales superiores que por su tamaño o posición nos están bloqueando en los movimientos mandibulares fisiológicos. Como la masticación, apertura, protusión, etc… produciéndonos una gran variedad de síntomas, dolores de cabeza, vértigos, otitis, etc…

Si las muelas del juicio están sanas, salieron completamente, están posicionadas correctamente y puedes mantener una buena higiene. No sería necesario extraerlas ya que son un aporte valioso a la boca.

¿Cómo actúa una muela del juicio cuando es campo interferente?

Llamamos odontón a algo más que el diente, incluyendo la encía, hueso alveolar, arteria, nervio, vaso linfático, etc. Formando todo ello una unidad. Por lo que cualquier trastorno en un odontón puede producir una irritación. La cual afecte a todo el sistema dependiendo de la capacidad de resistencia del individuo. Debido a esto, un trastorno mínimo puede desencadenar enfermedades graves. En otras ocasiones una lesión radiográficamente importante no produce trastornos en la actualidad pero si en un futuro, hay una sobrecarga en el organismo, podría romperse el equilibrio del sistema desencadenando una enfermedad.

Los campos interferentes también producen trastornos por obstrucción del flujo del sistema linfático y pueden producir bloqueos energéticos en el sistema de meridanos. Las relaciones energéticas del octavo odontón (muela del juicio) son el corazón, el intestino delgado, el sistema hormonal, la psique y a través de su relación con el oído también el riñón y las suprarrenales. Debido a estas relaciones energéticas la interferencia de las muelas del juicio pueden producir los siguientes síntomas:

  • Trastornos locales: dolor de oídos, otitis, contracturas cervicales y del trapecio, cefaleas, mareos, vértigos, pérdida de fuerza, parestesias en el brazo, neuralgias del trigémino.
  • Trastornos a distancia: agorafobia, claustrofobia, cambios de conducta, epilepsia o enfermedades psíquicas.
  • Con el corazón: angor, infartos de miocardio o taquicardias.
  • El intestino delgado, hinchazón, pesadez, malas digestiones.
  • Con el sistema hormonal, esterilidad, amenorrea, quistes en ovario, endometriosis, menstruaciones dolorosas…
  • En relación con la suprarrenal hay una tendencia a los resfriados, hipotensión, alergias, enfermedades autoinmunes.
  • Infecciones de orina de repetición, nefritis, en su relación con el riñón.
  • Dolores e inflamaciones de las articulaciones como hombro, codo, zona cubital de la mano y la sacroiliaca.

A parte de las relaciones directas anteriores, siempre hay que pensar que una interferencia. Al disminuir la capacidad de autorregulación del organismo, puede producir trastornos o agravar otras interferencias. Si decidimos que el tratamiento a realizar es la exodoncia o extracción de la pieza, debe de realizarse de la forma más correcta para que afecte lo menos posible a nuestra salud. Ya que cualquier acción sobre el organismo no es inocua.

No deben extraerse las muelas del juicio sin demostrar que producen un trastorno y siempre el paciente debe estar en buenas condiciones tanto físicas como mentales.

Lo primero que se debería conseguir es mejorar el estado energético del paciente mediante un tratamiento con dieta, homotoxicologia, acupuntura, terapia neural, etc…

Para extraerlos se debe seguir un orden. En las mujeres hay que empezar por el 48 (cordal inferior derecho), tres meses después el 18 (cordal superior derecho). Los otros dos pueden extraerse uno cada mes. En los hombres, el primero que hay que extraer es el 38 (cordal inferior izquierdo), luego el 28 (cordal superior izquierda), 48 y 18 con el mismo intervalo de tiempo.

Tener en cuenta la fase lunar nos puede ayudar. Para minimizar los efectos indeseables de la extracción, dicho día debe ser en luna descendiente que es cuando la luna está más baja respecto al horizonte.

Si la extracción es en el maxilar superior no debe realizarse en luna en el signo de Aries, si es en el maxilar inferior no debe ser en luna en el signo de Tauro. Y ninguna de ellas debe hacerse en luna con el signo de Leo.

El tratamiento debe ser pre y post operatorio y debe adecuarse a cada paciente según su sintomatología pero siempre son útiles el traumeel, vitamina C, coenzyme, echinacea, wobenzyme, sueros de vitamina E…

Debe realizarse terapia neural después de la extracción durante dos o tres semanas.

Desde hace años, se han tenido en cuenta las siguientes afirmaciones a la hora de extraer o no las muelas del juicio:

  • Si la muela del juicio impactada carece de síntomas no es preciso eliminarla.
  • Siempre debe existir una infección para justificar la extracción.

No podemos limitarnos a estas afirmaciones en la toma de nuestras decisiones. Cada paciente siempre será único y hay que mirar más allá de la boca.

 

Si quieres saber más visita nuestra clínica en C/Cotanda 2-1ª planta 46002 Valencia. Horario de lunes a viernes de 09:30 a 14:00h y de 16:00 a 20:00h. Teléfono para concertar cita: 96 344 76 01.