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¿Los dientes de leche son menos importantes al estar destinados a ser reemplazados?

Si en tu cabeza ha resonado un sí, lamentamos decirte que no estás en lo correcto. Los dientes de leche son importantísimos. Influyen en que el niño mastique bien, hable correctamente, mantenga el espacio para los dientes permanentes y consiga una sonrisa sana y bonita.

¿Cómo se forman?

Los dientes de leche se empiezan a formar a partir de la sexta semana de embarazo y siguen desarrollándose hasta erupcionar en la boca. Cualquier problema de salud tanto de la madre como del bebé durante este periodo puede afectar a la estructura de los dientes, siendo muy importante la alimentación de la embarazada.

¿Cómo afecta la lactancia materna?

La lactancia materna tiene enormes beneficios nutritivos, inmunológicos y emocionales para el bebé, ya que le proporciona satisfacción, placer y seguridad. La succión del pecho ayuda a que la mandíbula avance en su posición y ejercite los músculos masticadores y faciales favoreciendo el correcto posicionamiento de las arcadas dentarias consiguiendo una buena oclusión dentaria. Además, nos ayuda en la respiración nasal del bebé, en la correcta posición de la lengua, en el buen desarrollo de la musculatura oral, en el mantenimiento de un patrón de deglución correcta. Siendo todos ellos factores importantes para la salud futura de nuestro hijo

En caso que se decida la madre por una lactancia mediante biberón, debe ser consciente de que no se fomenta el crecimiento y desarrollo de los maxilares y de la musculatura facial como en la lactancia materna. Siendo estos niños más propensos a desarrollar maloclusiones.

Higiene bucal

La higiene bucal es uno de los factores más importantes para evitar la caries dental. Desde el nacimiento hay que realizar la limpieza de las encías, una vez al día, con una gasa húmeda o un dedal de silicona.

Alrededor de los 6 meses erupciona el primer diente de leche, siendo obligatoria la higiene dos veces al día (mañana y noche). Utilizando lo mismo que para el masaje de encías, se limpian también los dientes, la lengua, el paladar y las mejillas. Cuando el niño ya cumple un año, puedes realizar la higiene bucal con un cepillo dental del tamaño de su boca y empezar a usar el hilo o cinta dental entre las zonas de contacto de las muelas antes de dormir cuando le salgan estas.

A parte de la higiene oral hay que tener otros factores en cuenta para evitar la caries en los dientes de leche. Es necesario llevar una alimentación correcta. Nada de azúcares refinados como golosinas, galletas, zumos industriales, bollería, chocolates, helados y demás antes de los dos años de edad. Se han de evitar los alimentos con sacarosa entre comidas, puesto que se aumenta la posibilidad de desarrollar caries precoz.  

La caries en los dientes de leche avanza rápidamente ya que el esmalte de estos es más delgado y el nervio está más próximo a la superficie que en los dientes definitivos.

Un niño con caries en sus dientes de leche será probablemente un niño con caries en sus dientes definitivos. Y un adulto con múltiples tratamientos dentales, con las consecuencias que ello conlleva para la salud en general. 

¿En qué afectan las enfermedades a los dientes de leche?

Hay niños que toman medicación prolongada convirtiéndose en pacientes de alto riesgo de caries y deben ser revisados con más frecuencia. Esto es debido a que muchos medicamentos pediátricos tienen un alto contenido en azúcares. También hay que controlar más a menudo a los niños que presentan defectos en el esmalte de sus dientes de leche (hipoplasia) ocasionadas por alguna alteración durante su formación, siendo estas superficies más susceptibles a caries.

Los bebés prematuros o con bajo peso al nacer tienen más probabilidades de presentar estas hipoplasias del esmalte. Los niños con problemas de desarrollo, con hiperactividad e incluso con asma, tienen una alta incidencia de caries y enfermedad de las encías. Por lo que son un grupo de riesgo con grandes necesidades de cuidados bucales desde tempranas edades.

Hábitos que afectan para bien… o para mal

Los hábitos como el chupete y el dedo son considerados normales hasta los 18-24 meses de edad, ya que le aporta al bebé una satisfacción afectiva y de seguridad. Los hábitos de succión prolongada pueden producir maloclusiones, especialmente mordida abierta anterior y las mordidas cruzadas posteriores, las cuales pueden persistir hasta su dentición permanente. Los efectos de este hábito prolongado dependerán de su duración, frecuencia e intensidad del mismo, musculatura facial, predisposición genética del bebé, etc.

Los chupetes recomendados son los ortodónticos y el material ideal la silicona, retiene menos bacterias que los de látex. Deben ser limpiados a diario, no colgar el chupete de la ropa del bebé (para que no lo tenga a su disposición en todo momento) y no hay que mojarlo en ningún líquido azucarado. El hábito de succión de dedo es más difícil de abandonar que el chupete.

Los traumatismos dentales son frecuentes ya que cuando el bebé está aprendiendo a caminar se cae a menudo. Todo traumatismo que suceda en la cara debe ser evaluado clínica y radiológicamente por un odontólogo para descartar lesiones mayores en los tejidos blandos y duros de la boca. Después del accidente hay que acudir lo más rápido posible a la consulta dental. Cuando se cae un diente por un golpe o hay un fragmento partido el medio de transporte de preferencia es la leche. Si no tenemos, se puede colocar en suero o dentro de la misma boca.

Los dientes de leche que han salido por completo de la boca, no se reimplantan por el peligro de dañar al diente permanente, en cambio los dientes definitivos avulsionados deben ser reimplantados lo antes posible, ya que el pronóstico será mejor. Las fracturas en los dientes pueden causar la muerte del nervio tanto en los de leche como en los definitivos, pudiendo haber un cambio de color a gris o marrón que es un signo de necrosis pulpar y debe ser evaluado por un profesional. Los traumatismos junto con la caries, son la principal causa del cambio de color dental.

 

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