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La higiene bucal es imprescindible para la salud, cualquier sustancia que introducimos en nuestra boca es absorbida por el organismo a través de las mucosas bucales, especialmente si nos sangran las encías -en este caso habría acceso directo al torrente sanguíneo-. Por ello debemos tener precaución con los productos que escogemos para nuestra higiene bucal.

No debemos tomar los productos de higiene bucal como beneficiosos sin un conocimiento previo de todos los componentes químicos que poseen, puesto que muchos de ellos pueden resultar perjudiciales para nuestra salud.

Hablemos de algunos de estos productos:

-Flúor: Daña las encías, frena la producción de colágeno y merma la actividad enzimática. Además, se acumula en el organismo -sobre todo en la glándula pineal– reduciendo el coeficiente intelectual, formando depósitos en el cerebro que guardan una íntima relación con el alzhéimer y promueve el adelanto de la pubertad.

Propilenglicol: Se trata de un elemento presente en algunas marcas de pastas dentales que, usado a diario, puede acabar resultando nocivo aumentando la acidez del cuerpo, irritando la piel y las membranas mucosas.  

 -Pigmentos colorantes autorizados: ¿Sabíais que se les relaciona con la hiperactividad en niños? Además, algunos de ellos están reconocidos como alérgenos y se contaminan con metales pesados que pueden acumularse en el organismo.

 -Triclosán: Aunque su uso como agente antibacteriano está aprobado, hay estudios que indican que puede alterar la regulación hormonal y afectar a las funciones musculares. Por si fuera poco, es una sustancia que contamina el medioambiente -sobre todo la vida acuática-.

 -Edulcorantes artificiales: Tales como sacarina, sorbitol y xilitol que, aunque mejoran el sabor de la pasta, pueden causar problemas gastrointestinales si se ingieren: Hay que prestar especial atención en niños.

 -Etanol: Presente en casi todos los enjuagues bucales pese a ser un factor a tener en cuenta en el cáncer oral.

 -Detergentes y humectantes: Su finalidad es conseguir una sensación espumosa y de limpio durante el cepillado, pero son irritantes cutáneos, interruptores endocrinos y hormonales y posibles carcinógenos y mutágenos.

 -El Sulfato laurílico de sodio: Descompone la barrera natural de la piel y hace que las encías sangren.

-Fosfato trisódico: Presente en pastas dentales como limpiador, con el tiempo puede causar lesiones tumorales, sangrado de encías e inflamación nerviosa, pudiendo afectar también al hígado.

-Glicerina: Cubre los dientes e impide que la saliva remineralice el esmalte.

-Calcio: Se añade como agente limpiador abrasivo y como desensibilizante para anestesiar los dientes sensibles a cambios de temperatura. Debemos tener mucho cuidado de no ingerirlo, ya que puede producir calcificaciones, piedras en el riñón, hipocalcemia y problemas articulares.

-Saborizantes: Camuflan el sabor desagradable de los detergentes de la pasta dental. Suelen ser sucedáneos de menta o canela, y ninguno de ambos poseen los beneficios antibacterianos y regeneradores de las esencias auténticas.

 -Carbómero: Se emplea para espesar los ingredientes líquidos, pero es tan ácido que se necesita a su vez otro producto químico para neutralizarlo y que no queme la boca.

-Sílice hidratado: Abrasivo para pulir la superficie de los dientes, en principio inocuo; lo malo viene a partir de los contaminantes que pueden añadirse en el proceso de fabricación.

-Carragenano: Se extrae de un alga roja y, aunque puede parecer seguro al ser algo natural, estudios recientes demuestran que pueden producir molestias gastrointestinales, cáncer de colon y problemas inmunitarios.

A pesar de toda esta información, la industria farmacéutica trata de convencernos de que existe un dentífrico específico para cada necesidad; en realidad, lo mejor para nuestra higiene bucal es dejar de utilizar estos productos comerciales y sustituirlos por sal, bicarbonato sódico, un cepillo de dientes seco y preparados de plantas. En cuanto al cepillado, se ha de hacer con suavidad; el cepillo debe ser blando, tanto si es eléctrico como manual. En el caso del cepillo eléctrico, ha de ser de cabezal redondo, para que llegar bien a las zonas de difícil acceso.

Por otra parte, ¿conocías el cepillo de dientes iónico activado por luz? Es un cepillo manual que utiliza la luz para ionizar la saliva: crea iones negativos que acaban con el 40% de la placa.

Si añadimos en seco unas gotitas de aceite de neem con una gota de un aceite esencial, tendremos un antifúngico, antiviral y antibacteriano efectivo. Todo este proceso combinado con un cepillado posterior con un cepillo eléctrico, pule los dientes garantizando la eliminación total de la placa y las manchas.

En cuanto a los enjuagues… ¿sabíais que después de cada comida es mucho más recomendable enjuagarse que cepillarse? Tomad nota para preparar uno: A medio litro de agua mineral caliente, le añadimos unos 30 gramos de sal y lo guardamos en un tarro. Podemos añadirle una gota de aceite esencial y agitar la mezcla sin remover. ¿Qué aceites podemos usar? Éstos son los mejores para tus dientes, encías, lengua, cepillo y seda dental:

 -Cardamomo

-Guindilla

-Canela

-Clavo

-Lentisco

-Neem

-Orégano

-Menta Piperita

-Rosa de Damasco

-Espino amarillo

-Aceite de árbol de té

-Tomillo

-Linalool

Para un cuidado extra de las encías, también podemos utilizar un irrigador bucal, siendo mejores aquellos que producen un spray fino para llegar a lugares donde no se puede llegar solo con el cepillo y la seda.

Es imprescindible que seamos conscientes de que todo lo que se aplica al cuerpo llega al torrente sanguíneo y a los órganos -a veces en mayor cantidad que si los hubieras ingerido- por tanto, vale la pena conocer las composiciones de los productos que usamos en nuestra vida diaria.

Para cualquier consulta que deseéis hacer, recordad que podéis visitar nuestra clínica en C/Cotanda 2-1ª planta 46002 Valencia en horario de lunes a viernes de 09:30 a 14:00h y de 16:00 a 20:00h. Os dejamos aquí nuestro teléfono para concertar cita: 96 344 76 01.